November 10, 2022
Renting vs Leasing: descubre la diferencia
Tanto si ya has decidido eliminar la compra de dispositivos entre las alternativas para equipar a tu empresa, como si estás buscando nuevas formas de hacerlo, te traemos este útil artículo.
Y es que muchas veces es complicado entender las diferencias entre las diferentes vías para conseguirlo. Ejemplo de ello es entender las diferencias entre renting y leasing, ¡sigue leyendo para aclarar todas tus dudas!
Para empezar, ¿qué es eso del leasing?
Hacerte con el equipo de tu empresa debería ser una gestión a realizar con el objetivo de ahorrar tiempo, no de perderlo. Así que, para comenzar, aclaremos qué es eso de leasing.
Anteriormente te hemos hablado de las diferencias entre el renting y la compra, pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de leasing tecnológico?
De primeras, te avisamos: el leasing tecnológico se trata de un servicio pensado y enfocado al público general, en mayor medida que a las propias empresas. ¿Por qué? Muy sencillo. El servicio de leasing tiene por objetivo la compra total del dispositivo, con la ventaja de ofrecer soluciones específicas de financiación.
En resumidas cuentas, el leasing es un tipo de alquiler, sí, pero con opción a compra. Con este tipo de contrato, se posibilita el 100% de la financiación de los dispositivos, teniendo en cuenta consecuencias con el pago de altos intereses y un préstamo asociado, entre algunas otras.
Renting vs Leasing: las claves que lo diferencian
El renting que, como sabes, es un servicio de alquiler de dispositivos electrónicos a medio y largo plazo, que se realiza mediante una cuota mensual.
Presenta una serie de ventajas con respecto al leasing tecnológico. ¡Sigue leyendo para descubrirlas todas!:
- • El contrato. En el caso del renting, el contrato recoge una responsabilidad total por parte de la empresa en cuanto al mantenimiento, soporte y seguro de los dispositivos, aunque en caso de este último, está la opción de contratar un servicio extra. El leasing, en cambio, consta de un contrato regulado por la ley, quedando todo lo relativo a los dispositivos alquilados bajo responsabilidad del arrendatario.
- • La obsolescencia tecnológica. En caso del renting, pasado el periodo de vigencia del contrato, el arrendatario puede renovar o cambiar sus dispositivos, pudiendo así beneficiarse de lo último en tecnología. El leasing, en cambio, condena al arrendatario a pagar por un dispositivo que, cuando finalice su contrato, habrá quedado obsoleto teniendo en cuenta la velocidad a la que avanza la tecnología.
- • La propia cuota. Mientras que el renting incluye una cuota mensual, el leasing suma a esa, una cuota de entrada, en adición a los gastos de mantenimiento. De este modo, el renting no obliga al arrendatario a realizar grandes desembolsos iniciales. Un punto a favor, en gran medida, para las pymes y startups que están empezando.
Así, vemos que el renting tecnológico es una alternativa mucho más acertada para las empresas que están buscando alquilar sus dispositivos. Con él, las empresas pueden: reducir sus plazos de cobro, los riesgos por imagos y aumentar la posibilidad de renovar sus equipos de forma constante.
Esta modalidad, la nuestra, supone una opción para ahorrar de lo más acertada, a la par que permiten a las empresas disfrutar de la última tecnología. ¡Y no solo eso! Sino que, además, cuenta con beneficios fiscales muy interesantes.
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#TakeAWalkOnTheTechSide
